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La eficiencia alimentaria

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¿Qué es la eficiencia alimentaria?

Antes de hablar de la eficiencia alimentaria en sí misma, desearía poder exponer una realidad que nos afecta a todos como sociedad, y que creo que nos permitirá entender el concepto, y lo hacemos sobre la base de algunos datos muy preocupantes. Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), un tercio de los alimentos producidos por el consumo humano se pierden o desperdician en todo el mundo, el equivalente a unos 1.300 millones de toneladas al año.  Asimismo, según las cifras publicadas por la propia FAO, actualmente 925 millones de personas en el mundo están en riesgo de desnutrición.

Un estudio publicado por la Comisión Europea cifra la generación anual de residuos alimentarios en los 27 Estados miembros en unos 89 millones de toneladas, lo que representa el 20% de todos los alimentos producidos, con unos costes estimados en 143.000 millones de euros. Per cápita representan 179 kilos, con grandes variaciones entre los países y entre los diversos sectores, y esto sin contar los residuos de alimentos de origen agrícola generados en el proceso de producción ni los decretos de pescado arrojados al mar. Y lo que es más grave: el desperdicio de alimentos vendrá durante este año 2020 a 126 millones de toneladas (un aumento del 40%) A menos que se tomen medidas preventivas.

En España se desperdician 7,7 millones de toneladas de alimentos cada año, distribuidos entre los diferentes niveles de la cadena alimentaria. Pero lo más notable, y donde creo que podríamos hacer algo, es que si ponemos el foco en el consumo en los hogares detectamos que entre todos tiramos a la basura 1.245,9 millones de kilos de comida al año «en posición de ser consumido».e 

Políticas de eficiencia alimentaria

Por lo tanto, y ahora estamos entrando en la materia, creo que es necesario iniciar políticas de eficiencia alimentaria que nos permitan reducir sustancialmente el desperdicio de alimentos. 

Desde 2012, la Comisión Europea participa y ha trabajado activamente con todos los agentes para identificar en qué puntos de la cadena alimentaria se generan los residuos, donde se han encontrado barreras en la prevención de los residuos alimentarios y en qué ámbitos es necesario emprender acciones a nivel de la UE. Estas iniciativas han sentado las bases para la elaboración de un plan de acción integrado con el fin de luchar contra el desperdicio de alimentos presentado como parte del paquete de economía circular.

Para ser eficaz, la prevención del desperdicio de alimentos requiere mediciones a todos los niveles (a nivel mundial, de la UE, nacional, regional y local) y en la participación de todas las partes interesadas clave para desarrollar los programas integrados necesarios para implementar los cambios en toda la cadena alimentaria. Algunos Estados miembros han elaborado programas nacionales de prevención de los residuos de alimentos, que ya han dado resultados concretos. En 2016, dos Estados miembros (Francia e Italia) también han adoptado una legislación específica para promover y facilitar la aplicación de la acción de prevención de los residuos alimentarios y la cooperación entre agentes clave.

En septiembre de 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó los objetivos de desarrollo sostenible para 2030, incluido el objetivo de reducir a la mitad el desperdicio de alimentos por habitante a nivel de ventas minoristas y de consumo, y reducir la pérdida de alimentos en todas las cadenas de producción y suministro. La UE y sus Estados miembros se han comprometido a alcanzar este objetivo.

El Comité también debe elaborar las directrices para el uso de los residuos alimentarios en los piensos y ya ha excluido del ámbito de las propuestas legislativas sobre residuos sobre materias primas para la alimentación animal. Esto garantizará que los restos de alimentos (por ejemplo, galletas rotas o pan duro) que sean seguros, pero que no puedan entrar en la cadena alimentaria por razones comerciales, no se consideren «residuos» en ninguna parte de la UE y, por lo tanto, puedan utilizarse para producir piensos.

Según un estudio elaborado por el «Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente», en el tercer trimestre de 2015, dentro de la cadena de producción e industria, la mitad de los productos que se retiran de la cadena alimentaria tienen como causa que fueron dañados (hasta el 79% en el caso de los mayoristas). El resto de los productos retirados se deben a factores que en nada afectan a la calidad de los alimentos: exceso de producción, desechar pila de cultivos que no son aceptados, no vender porque el cliente no paga, controles de calidad/Desperfectos, Estrategias comerciales inadecuadas, competencia y precios… Hay un hecho que hace hincapié significativamente: sólo el 5% de los productos retirados se hace por haber superado la fecha de caducidad. De todos estos productos retirados, la mitad se tiran a la basura; Alrededor del 20% se entregan a las ONG/banco de alimentos (hasta el 40% de los mayoristas); el 35% reciclan/reutiliza… Y sólo el 3% será reintroducido en el mercado, a un precio reducido.

¿Cómo podemos crear sistemas de eficiencia alimentaria para reutilizar los alimentos que suministramos en la cadena de producción antes de que se consideren residuos?

Según la Comisión Europea, el desperdicio de alimentos se genera en la producción, distribución y consumo de alimentos. Para combatir el desperdicio de alimentos, debemos entender en qué circunstancias desperdiciamos alimentos, hasta qué punto y por qué. Por esta razón, como parte del paquete sobre la economía circular adoptado en 2015, la Comisión preparará un método para medir el desperdicio de alimentos. A la luz de las definiciones de la UE «alimentos» y «residuos», esta metodología ilustrará qué tipo de material se considera rechazo y qué tipo de material no se considera como tal, en todas las fases de la cadena de suministro de alimentos. Una medición coherente de los niveles de residuos alimentarios en la UE y la presentación de informes permitirán a los Estados miembros y a todos los agentes de la cadena de valor alimentaria realizar una comparación y un seguimiento de los niveles de residuos alimentarios y, por lo tanto, evaluar la eficacia de las iniciativas de prevención de residuos alimentarios.

La manera más adecuada de evitar tanto desperdicio y poder tener una eficiencia alimentaria es la planificación de los menús diarios.  Con ello se evita las compras de impulso o comprar de más, porque no sabemos que vamos a comer cada día cada uno de los miembros de nuestro núcleo familiar.

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