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El plato ideal
Siempre se ha considerado que el plato ideal estaba basado en la dieta mediterránea por ser la más saludable que existe.
Ello se debe a que en el año 1948, el epidemiólogo Leland G. Allbaugh estudió el modo de vida de los habitantes de la isla de Creta determinando que sus habitantes tenían bajos niveles de enfermedades cardíacas y una esperanza de vida mas larga. El motivo de esa calidad de vida era porque consumían preferentemente platos ricos en vegetales,frutas, granos enteros, frijoles, frutos secos y semillas, y aceite de oliva, en detrimento de carnes rojas, azúcares procesados y grasas.
Sin embargo, a pesar de lo saludable de este tipo de dieta, nunca ha sido consumida de manera estricta en ningún país del mediterráneo.
¡Upsss!
Y entonces, ¿Cómo puedo conseguir una alimentación saludable?
Bien, intentaremos ser menos ambiciosos: en lugar de intentar seguir una dieta difícil, vamos a intentar limitarnos a conseguir el plato ideal para mi familia.
¿Cómo puedo saber cuál es el plato ideal para mi familia?
Definir el plato ideal para mi familia no es tarea fácil: lo que te gusta a ti no encaja en los gustos de la persona que tienes justo al lado.
Por ello,deberás analizar cómo es tu familia, y establecer prioridades.
A todos los que nos preocupa la alimentación saludable, pero no vamos a conseguir introducirla si las personas que la consumen no les gusta el plato que has preparado.
Ese debe ser el primer parámetro que debemos contemplar al planificar nuestros menús si quieres evitar fracasar en el intento.
- Dentro de la definición de plato ideal, deberíamos tener en cuenta los siguientes parámetros:
¿Por qué debería comer el plato ideal?
Lo primero que se nos viene a la cabeza es que hemos de comer el plato ideal para mejorar la inmunidad, evitar aumentar la vulnerabilidad a las enfermedades, alterar el desarrollo físico y mental, y reducir la productividad. Pero, ¿sólo como para eso? ¿existe algo más?
En mi opinión, disfrutar de la comida es uno de los mayores placeres que existen, y por eso debería ser uno de los principales objetivos que debemos buscar.
Pensar solo en la alimentación saludable sin tener en cuenta este primer concepto nos va a llevar a una mala experiencia para todos. Por tanto, antes que empezar a planificar, deberíamos saber cuales son los platos de éxito en tu casa.
Los ingredientes que lo componen:
Si un plato tiene éxito significa que sus ingredientes han sido bien aceptados entre tus comensales, y por tanto, deberíamos utilizarlos reiteradamente.
Seguro que un mismo producto aparecerá de forma reiterada en la mayoría de los platos que consumes, piénsalo.
El momento en el que lo consumimos:
Este es un aspecto muy interesante. Cuando consumimos un producto debemos tener en cuenta la temporalidad del mismo, con lo que conseguiremos que los productos tengan un mayor aporte nutricional, ya que no habremos forzado su producción y o conservación por medios artificiales. Además, evitaremos que el producto tenga que recorrer grandes distancias, colaborando en la reducción de la huella de carbono. ¡Mola!
Cómo lo cocinamos:
El tipo de cocción también es importante, dado que cuanto mayor sea el proceso de degradación que sufre el alimento al cocinarlo, menor es el aporte nutricional que recibimos. Por el contrario, cuanto mejor elaborado esté, mejor es el sabor de los alimentos que ingerimos.
¿Cuál es el punto medio? Depende de ti… Hay personas que con la plancha tienen suficiente, y otras que necesitan que el producto pase por un guiso más elaborado.
Por otro lado, durante la semana tenemos menos tiempo para poder elaborar en exceso nuestros platos, por lo que tendemos a cocinar platos sencillos, en detrimento de los guisos que sí hacemos durante el fin de semana.
Bien, si has llegado hasta aquí, te estarás preguntando… ¿y ahora cómo lo hago?
Vamos a intentar seguir un patrón científico que nos ayude.
En el año 2011, el departamento de nutrición de la Universidad de Harvard diseñó un modelo de planificación bastante más práctico que la universal pirámide nutricional: Dibujó un plato y lo dividió en 4, determinando en cada porción los alimentos que deberían aparecer en cada ingesta. Y el resultado fue una combinación ideal de alimentos que debe mantenerse de forma constante: verduras, cereales integrales, proteína saludable y frutas.
