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Junto con las verduras, el pescado es otro de los platos que mayor rechazo provoca entre los más pequeños. ¿Debo insistir? ¿Cómo conseguir entonces que los niños coman pescado sin tanto esfuerzo?
En muchas familias, el pescado es uno de los platos que más cuesta introducir en la dieta semanal.
En muchos casos se debe a la propia textura que tiene la mayoría de las carnes de pescado. El hecho de tener que retirar espinas y los olores que muchos ellos desprenden no son del todo asimilados por la población más joven, y acaban siendo un auténtico dolor de cabeza para los padres que desean mantener una dieta equilibrada en casa. Por ello, es habitual que deleguemos su introducción en el menú de los colegios. Incluyo sustituyéndolo por productos procesados que no aportan los beneficios nutricionales que buscamos.
Junto con las verduras, el pescado es otro de los platos que mayor rechazo provoca entre los más pequeños. ¿Debo insistir?
En la mayoría de familias, nos pasa que el pescado es uno de los platos que más dificultades de introducir. La textura que tiene la mayoría de las carnes de pescado, el hecho de tener que retirar espinas, los olores que muchos ellos desprenden no son del todo asimilados por la población más joven, y acaban siendo un auténtico dolor de cabeza para los padres que desean mantener una dieta equilibrada en casa, y acabamos delegando su introducción en el menú de los colegios, o sustituyéndolo por productos procesados que no aportan los beneficios nutricionales que buscamos.
¿Cómo podemos introducir el pescado en casa?
No vamos a entrar en la eterna discusión de si el pescado es mejor azul o blanco.
El consumo de pescado en las ingestas recomendadas siempre es beneficioso.
La idea es centrarnos en cómo podemos introducir el pescado. Vamos a analizar algunas pautas a seguir:
Utilizar el modelo de cocción adecuado
El pescado es un plato que debe cuidarse.
Es muy importante utilizar procesos de cocción adecuados para conseguir que el producto mantenga todos sus sabores.
Un buen aliado para conseguir el éxito es utilizar el horno, en sus múltiples variables, dado que permite mantener el máximo sabor sin que se produzca un excesivo proceso de manipulación.
Otras opciones de cocción muy bien aceptadas son la plancha, el vapor o, en algunos casos, rebozado, aunque en este caso recomendamos que el rebozado se realice íntegramente en casa, evitando en la medida de lo posible consumir productos pre-elaborados.
Condimentarlo bien
El uso de especias es un gran aliado a la hora de cocinar este plato, ya que permite que podamos potenciar los sabores.
Pimienta, romero, orégano, eneldo, ajo aportan un toque muy especial a nuestros platos, sea cual sea el proceso de cocción que utilicemos.
El limón, nuestro mejor aliado
Utilizar un poco de limón, exprimiendo previamente unas gotitas por encima,o colocando unas rodajas por encima, nos ayudará a conseguir una textura jugosa. De esa manera evitamos que el producto se seque y pueda generar el típico efecto bola en la boca.
Ya sea al horno, a la plancha o rebozado, el limón aportará un sabor especial a nuestros platos, y nuestros comensales seguro que lo agradecen.
Si el pescado lo hacemos al vapor, aconsejamos que se exprima medio limón y se coloquen unas rodajas del mismo en el agua, facilitando que el pescado absorba los aromas del mismo.
El aceite, en su justa medida
Evitar que el pescado quede excesivamente aceitoso, ya que este punto no nos permitirá disfrutar de sus excelentes sabores, es otro de los puntos fuertes del proceso de cocción.
No siempre debe ser el plato principal
Cómo el huevo, las verduras o la propia carne, el pescado no tiene porqué ser el plato principal. Podemos introducirlo junto con platos que gusten a nuestros hijos, disimulando así su presencia.
